Algunos la consideraron malintencionada; otros, simplemente, intencionada. Todos coinciden en lo explícita que es. Pero ya le hemos visto así en ocasiones anteriores. Sin saber donde ponerse.
Pasmados nos hemos quedado al ver la foto de un solitario ZP en la cumbre de la OTAN en Bucarest. Y no porque creamos que le interesa la política de seguridad y defensa de la principal alianza militar de la historia. A estas alturas ha quedado claro que a este Presidente, “centinela” de los intereses de España, le desagrada viajar y discutir problemas internacionales. Pero asombra que alguien que ha convertido el marketing y la ausencia de contenido en una forma de hacer política, cuide tan poco estos detalles.
Imágenes que mostraban a un Zapatero indiferente sobre su sillón cuando el resto de los mandatarios y personalidades que acudieron a la Cumbre se reúnen informalmente a unos metros de él. Cualquier persona que sepa algo de diplomacia conoce la importancia de los encuentros informales o los descansos, prolongación de las reuniones oficiales. Es el momento de acercar posturas con países de igual parecer y decir en privado lo que no puedes expresar en público o delante de oídos suspicaces.
Estupor causó también cuando se quitó los audífonos en la cumbre de la OTAN de Estanbul, allá por 2007, pues sabido era su desconocimiento de otros idiomas que no fueran el suyo. Sin traducción simultánea, Zapatero no pintaba nada. Con esta foto, ha materializado ese paletismo -incapaz de asomarse fuera del terruño- convencido de que como en España no se vive en ninguna parte.
Decía el escritor ruso Tolstoy que si ansiabas fama más allá de tus fronteras, debías escribir sobre tu pueblo. Recientemente, John Naishbitt escribía que debemos pensar a nivel global y actuar a nivel local. Solamente desde dentro hacia fuera es posible una presencia internacional sustanciosa. Es la política doméstica la que debe dar elán a un país en el exterior. ZP invierte la ecuación: considera la política exterior una manera de ganar votos radicales en el interior. Sólo es capaz de pensar y actuar a nivel local. Y claro, a mayor radicalización en el interior, mayor exclusión en el exterior.
Los gobiernos no siempre hacen lo que conviene a su país. Una mala ideología conlleva –indefectiblemente- una mala política. El “zapaterismo” ha supuesto el declive de la conciencia nacional española y todo indica que el decaimiento continuará. Innecesario decir que sin una clara conciencia nacional, poca presencia internacional se puede tener.
Arranca la nueva legislatura con un pronóstico incierto y un presidente imprevisible. Por mucho que se diga que los mandatarios se suelen centrar más en política exterior en sus segundos mandatos, todas las agendas de ZP están centradas en la política interna. Precisamente cuando interesa transmitir una imagen de fortaleza y de alianzas sólidas en la política exterior porque muchas cosas han cambiado desde 2004, nos encontramos con esta foto. Si no tienes ideas que aportar, nadie te busca o te quedas al margen, mientras los mayores toman las decisiones.
Pasmados nos hemos quedado al ver la foto de un solitario ZP en la cumbre de la OTAN en Bucarest. Y no porque creamos que le interesa la política de seguridad y defensa de la principal alianza militar de la historia. A estas alturas ha quedado claro que a este Presidente, “centinela” de los intereses de España, le desagrada viajar y discutir problemas internacionales. Pero asombra que alguien que ha convertido el marketing y la ausencia de contenido en una forma de hacer política, cuide tan poco estos detalles.
Imágenes que mostraban a un Zapatero indiferente sobre su sillón cuando el resto de los mandatarios y personalidades que acudieron a la Cumbre se reúnen informalmente a unos metros de él. Cualquier persona que sepa algo de diplomacia conoce la importancia de los encuentros informales o los descansos, prolongación de las reuniones oficiales. Es el momento de acercar posturas con países de igual parecer y decir en privado lo que no puedes expresar en público o delante de oídos suspicaces.
Estupor causó también cuando se quitó los audífonos en la cumbre de la OTAN de Estanbul, allá por 2007, pues sabido era su desconocimiento de otros idiomas que no fueran el suyo. Sin traducción simultánea, Zapatero no pintaba nada. Con esta foto, ha materializado ese paletismo -incapaz de asomarse fuera del terruño- convencido de que como en España no se vive en ninguna parte.
Decía el escritor ruso Tolstoy que si ansiabas fama más allá de tus fronteras, debías escribir sobre tu pueblo. Recientemente, John Naishbitt escribía que debemos pensar a nivel global y actuar a nivel local. Solamente desde dentro hacia fuera es posible una presencia internacional sustanciosa. Es la política doméstica la que debe dar elán a un país en el exterior. ZP invierte la ecuación: considera la política exterior una manera de ganar votos radicales en el interior. Sólo es capaz de pensar y actuar a nivel local. Y claro, a mayor radicalización en el interior, mayor exclusión en el exterior.
Los gobiernos no siempre hacen lo que conviene a su país. Una mala ideología conlleva –indefectiblemente- una mala política. El “zapaterismo” ha supuesto el declive de la conciencia nacional española y todo indica que el decaimiento continuará. Innecesario decir que sin una clara conciencia nacional, poca presencia internacional se puede tener.
Arranca la nueva legislatura con un pronóstico incierto y un presidente imprevisible. Por mucho que se diga que los mandatarios se suelen centrar más en política exterior en sus segundos mandatos, todas las agendas de ZP están centradas en la política interna. Precisamente cuando interesa transmitir una imagen de fortaleza y de alianzas sólidas en la política exterior porque muchas cosas han cambiado desde 2004, nos encontramos con esta foto. Si no tienes ideas que aportar, nadie te busca o te quedas al margen, mientras los mayores toman las decisiones.
La foto denota ausencia de interés, pocos principios y un grupo reducido.
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