En una entrevista reciente en el diario El Mundo (16-IV-06), el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmaba que la derecha en este país le ha enseñado que es la izquierda la que hace avanzar la democracia.
Curiosamente, semanas después, la Audiencia Provincial de Madrid, condenaba a penas de cárcel a tres policías por la detención ilegal de dos afiliados al Partido Popular, la oposición, por una supuesta agresión a Bono, Ministro de Defensa, durante una manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo. El Delegado del Gobierno en Madrid tuvo que presentar su dimisión y el escándalo ha salpicado al entonces Ministro de Interior y hoy de Defensa, José Antonio Alonso.
No hace falta remontarse a la Guerra Civil, eso nos queda muy lejos. Miremos a la Transición, donde comienza realmente la historia democrática española. Ese momento histórico en el que las principales fuerzas políticas del país trabajaron conjuntamente para establecer un proyecto político común y de convivencia para todos los españoles.
Basta una consulta en las hemerotecas para recordar los años ochenta del siglo pasado español, esos a los que Francisco Umbral se refiere como la década roja porque así debió ser y no lo fue. Escándalos financieros, escuchas ilegales desde el Centro Nacional de Inteligencia (entonces CESID), corrupción, terrorismo de Estado, pérdida de la confianza ciudadana en las instituciones. El tiempo le concedió al PSOE doce años de gobierno, y no sólo no lo hizo bien, sino que Felipe González acabó encarnando la ocasión perdida del socialismo español. Los españoles esperaban iniciar una época de regeneración y de libertad. Creían que él realizaría la política liberal, europeísta, financiera y modernizadora que le hacía falta a España. No fue así.
Hoy, de nuevo gobiernan los socialistas y de nuevo da la sensación de que el Estado de Derecho en España se resiente. La falta de sentido de Estado de Zapatero le hace preferir una alianza electoral con partidos minoritarios nacionalistas y radicales a una con el principal partido de la oposición que representa a medio país. Se aprueba el Estatuto para Cataluña con el menor apoyo y consenso de la democracia. Arrestan a dos militantes del PP de manera ilegal. El gobierno nos quiere vender un proceso de paz con la banda terrorista ETA que ésta viene a desmentir un día sí y el otro también. Flota en el aire la sospecha de que el gobierno está dispuesto a pagar un precio político por que ETA deje de matar. Las víctimas del terrorismo etarra se sienten vejadas y agraviadas por el gobierno. El portavoz del partido socialista en el Parlamento compara al principal partido de la oposición, que llevó a cabo una guerra sin cuartel contra ETA y que representa a 10 millones de españoles, con Herri Batasuna, el brazo político de la banda terrorista.
Este gobierno da miedo por que da la sensación de que está dispuesto a entregar España a los nacionalistas y a los terroristas a cambio del poder eterno. Para ello es necesaria la marginación política del PP, el otro partido con capacidad y posibilidad de gobernar. Y esto viola por completo el principio democrático de la alternancia política.
No, no parece que sea la izquierda la que hace avanzar la democracia en España.
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