Acierta Martín Prieto y falla el aforismo “se puede engañar a algunos algún tiempo pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.” Zapatero engaña siempre.
ZP es Presidente por la manipulación que él y “su pachanga mediática” hicieron del atentado terrorista más grave de nuestra historia. Ahora pretende seguir sirviéndose del terrorismo para perpetuarse en el poder, haciendo realidad el otro aforismo, “un político piensa en las próximas elecciones, un estadista en la próxima generación.”
Aznar no supo gestionar el 11-M, pero ZP ni supo ni quiso apoyar al gobierno del momento. Cuanto hubiésemos agradecido los españoles ver a los dos partidos más importantes dando una imagen de unidad ante aquella tragedia, culminando nuestra gran transición. Sin embargo, en un hecho insólito y sin precedentes en ninguna democracia occidental, Rubalcaba violó la jornada de reflexión exigiendo un gobierno que no mintiese. También, recordando situaciones previas a nuestra guerra civil, militantes del PP sufrieron agresiones físicas y algunas de sus sedes se vieron asediadas durante aquellas elecciones.
El atentado de Atocha hizo que el elemento emocional dominara un acto que debe estar impulsado –siempre- por la razón: el voto. ZP y el PSOE, olvidando cualquier escrúpulo o decencia democrática, se aprovecharon de ello.
Rubalcaba – que jamás dice la verdad- dijo que ETA nunca miente. Y ahí está el trinomio ETA-Batasuna-Gara para recordarnos la doblez de Zapatero, que -en la oposición- firmaba la Ley de Partidos mientras se sentaba con terroristas o -ya en el gobierno- aseguraba que después del atentado de la T-4, quedaban suspendidos los contactos con ETA y resulta que se han reunido y para pedir favores a los etarras (que no filtren los acuerdos pactados y no atenten antes de las elecciones municipales de mayo o las generales del 2008). ¿Existe mayor ejemplo de deslealtad?
ZP negocia con ETA desde que ha podido hacerlo y miente desde que lo hace. Y luego su desfachatez de decir que él apoyó la política antiterrorista del PP y que no se siente apoyado en la suya. ETA no cometerá más atentados mortales antes de las elecciones generales, ya que una victoria del PP supondría para ellos enfrentarse a una auténtica política antiterrorista. Y esta es la mayor traición de todas: hacer de la negociación con el terror una herramienta para permanecer en el poder.
El Presidente por accidente, como le llama Ansón, ha hecho trizas los consensos sobre los que se edificó la España pos-franquista, desde la organización territorial hasta la política antiterrorista. Ha quebrado la lealtad que juró guardar a la Constitución y a la Nación española. Ha mentido a los ciudadanos y ha engañado a la oposición. Ha tirado por el retrete 30 años de resistencia ante el terror. Mientras a Sarkozy y a Ségolène se les llenaba la boca de patria y cerraban cada acto electoral cantando el himno nacional de su país, este Presidente no está seguro de si la nuestra es una nación o no.
Aznar no supo gestionar el 11-M, pero ZP ni supo ni quiso apoyar al gobierno del momento. Cuanto hubiésemos agradecido los españoles ver a los dos partidos más importantes dando una imagen de unidad ante aquella tragedia, culminando nuestra gran transición. Sin embargo, en un hecho insólito y sin precedentes en ninguna democracia occidental, Rubalcaba violó la jornada de reflexión exigiendo un gobierno que no mintiese. También, recordando situaciones previas a nuestra guerra civil, militantes del PP sufrieron agresiones físicas y algunas de sus sedes se vieron asediadas durante aquellas elecciones.
El atentado de Atocha hizo que el elemento emocional dominara un acto que debe estar impulsado –siempre- por la razón: el voto. ZP y el PSOE, olvidando cualquier escrúpulo o decencia democrática, se aprovecharon de ello.
Rubalcaba – que jamás dice la verdad- dijo que ETA nunca miente. Y ahí está el trinomio ETA-Batasuna-Gara para recordarnos la doblez de Zapatero, que -en la oposición- firmaba la Ley de Partidos mientras se sentaba con terroristas o -ya en el gobierno- aseguraba que después del atentado de la T-4, quedaban suspendidos los contactos con ETA y resulta que se han reunido y para pedir favores a los etarras (que no filtren los acuerdos pactados y no atenten antes de las elecciones municipales de mayo o las generales del 2008). ¿Existe mayor ejemplo de deslealtad?
ZP negocia con ETA desde que ha podido hacerlo y miente desde que lo hace. Y luego su desfachatez de decir que él apoyó la política antiterrorista del PP y que no se siente apoyado en la suya. ETA no cometerá más atentados mortales antes de las elecciones generales, ya que una victoria del PP supondría para ellos enfrentarse a una auténtica política antiterrorista. Y esta es la mayor traición de todas: hacer de la negociación con el terror una herramienta para permanecer en el poder.
El Presidente por accidente, como le llama Ansón, ha hecho trizas los consensos sobre los que se edificó la España pos-franquista, desde la organización territorial hasta la política antiterrorista. Ha quebrado la lealtad que juró guardar a la Constitución y a la Nación española. Ha mentido a los ciudadanos y ha engañado a la oposición. Ha tirado por el retrete 30 años de resistencia ante el terror. Mientras a Sarkozy y a Ségolène se les llenaba la boca de patria y cerraban cada acto electoral cantando el himno nacional de su país, este Presidente no está seguro de si la nuestra es una nación o no.
Zapatero no cree en nada, no tiene valores ni principios. Todo es relativo desde el pensamiento Alicia de su mente pueril. Con él, España está perdiendo años vitales de cara al futuro, porque no se puede gobernar en lo que no se cree y no se puede hacer de la mentira una forma de gobierno.
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