miércoles, 23 de junio de 2010

Indigente intelectual y discapacitado moral

La distancia del expatriado mitiga la tristeza que produce el derrumbe nacional y convierte en melancólico un fenómeno demasiadas veces repetido en la historia española.

A pesar de las crisis pasadas, nunca nadie hizo tanto daño a España en tan poco tiempo. Ya no es suficiente calificar a Zapatero como un indigente intelectual. Su forma de gobernar le convierte asimismo en un discapacitado moral. ¿Cabe otra manera de calificar a quien coloca sus ambiciones políticas y su apego al poder por delante del bienestar de 40 millones de personas? Esto es aplicable a cualquier miembro del partido socialista que se atreve a criticar, únicamente en privado mientras calla en público, al que Herman Terstch denomina maliciosamente, Gran Timonel.

En los treinta años de democracia española hemos visto dos formas de concebir el poder y gobernar que resultan ilustrativos. Tras liderar la Transición y asentar las bases de una España democrática, Adolfo Suárez tuvo la grandeza de dimitir cuando consideró éste el mejor servicio que podía prestar a España. Y fue un gran presiente. José María Aznar inició su primera legislatura prometiendo que no estaría más de ocho años en el poder. Ensoberbeció pero cumplió su palabra. Y fue un gran presidente. Lástima que no abriera un proceso de primarias y –como si el poder fue suyo para otorgar- prefiriese elegir un sucesor. Ni entonces ni ahora se ha ganado Rajoy estar donde está. Antes que Aznar, Felipe González ocupó el poder durante 12 años: GAL, corrupción, expropiaciones arbitrarias, financiación ilegal, politización de la justicia y el consiguiente descrédito de las instituciones.

Para aquellos que no tuvieron suficiente con este primer experimento socialista, ahí está ZP, empeñado en demostrar que el modelo ideológico que murió en 1989 es válido para el desarrollo humano en el siglo XXI. Pero la historia es testaruda. Hoy, ZP, el hombre que no ha hecho nada, que no sabe de nada y a quien todo le da igual, está sobrepasado por una crisis que escapa a su estrecha mente. El rostro del Presidente refleja el agotamiento de quien se empeña una y otra vez en adaptar la realidad a sus deseos. Que los errores de su inconsciencia y su falta de conocimiento lo pagan los españoles, lo mismo da; hipotecar el futuro del país gastando lo que no tiene, lo mismo da; que ETA vuelva a las instituciones, lo mismo da; que el español medio se haya empobrecido bajo su mandato, lo mismo da. Aunque claro, los propios españoles le han colocado en La Moncloa. Que cada palo aguante su vela.

Temible resulta el escenario. ZP, arrinconado y aislado, recurrirá a sus peores técnicas y ardides para mantenerse en el poder a toda costa. Su único activo -su asombrosa habilidad para los pactos más inverosímiles y para la reconversión de las alianzas- resulta nuestro mayor peligro. Más poder para los nacionalistas, más espacio para los radicales y ¿por qué no?, una alianza con ETA.

Menos España y menos libertad.

La tenacidad con la que algunos votantes socialistas se aferran a sus líderes es sólo comparable al tribalismo que lleva a muchos habitantes de países africanos a votar a los mismos líderes una y otra vez, simplemente, porque son de su misma etnia. Igual da que éstos les conduzcan a la ruina.

ZP resultaría útil si, por fin, nos diéramos cuenta de lo que es realmente la izquierda española. De no ser así, es que no tenemos remedio.

miércoles, 15 de abril de 2009

Zapatero versus Hayek

Escribe el Profesor F.H. Hayek que los acontecimientos contemporáneos difieren de la Historia en que no conocemos los resultados que producirán. Y añade que, mientras ésta fluye, no es Historia para nosotros.
En este sentido, para los amantes de la libertad y aquellos que rechazan las “miserias del historicismo”, el año 1989 marca un hito en la larga lucha entre totalitarismo y liberalismo que caracterizó el siglo XX. La caída del muro de Berlín y la del bloque comunista dos años después, es para los liberales el hecho más importante del siglo XX y posiblemente de varios más.
“Nunca en la Historia se había derrumbado un imperio de la forma en que lo hizo la Unión Soviética, sin una derrota militar, sin una invasión extranjera, sin siquiera una amenaza externa,” dice Hermann Terstsch. Efectivamente, el socialista fue un régimen de estancamiento total, de subdesarrollo manifiesto, de ausencia de progreso e imaginación; burocrático y gris. La falta absoluta de libertades acabó con la sociedad civil, creando una situación sin esperanza. Y añade Terstsch, “el imperio soviético se hundió silenciosamente, casi sin violencia, al no quedar nadie que lo defendiera.”
Mientras que en los siglos XVIII y XIX la izquierda elaboró sus teorías sociales, políticas y económicas, el siglo XX supuso el fin de su fuerza creativa. Fue el siglo de la pereza mental socialista, exultante como estaba por haber logrado llevar sus teorías a la práctica.
De todas las izquierdas europeas, la española es la que ha mostrado mayor incapacidad para adaptarse a los nuevos tiempos. No sólo niegan el fracaso de aquella ideología, sino que no han tardado ni dudado en proclamar el fracaso del liberalismo económico frente a una crisis que, simplemente, no es comparable a la mísera situación de aquellos países que todavía hoy padecen el socialismo. Una crisis, por cierto, que desborda al actual gobierno socialista y que agrava con cada medida intervencionista que introduce.
Frente al liberalismo que sufre crisis eventuales, el socialismo es una crisis permanente.
Para no caer en el mismo error del determinismo histórico, es preciso decir que no es el liberalismo un sistema perfecto. Pero hasta el momento sí que es el que ha garantizado mayores índices de libertad individual y es el que ha logrado hacer retroceder la pobreza en el mundo en mayor medida, frente a otras corrientes que estaban dispuestas a empujar los acontecimientos por donde debían ir, y de obligar a las personas a seguir el camino que por grado o por fuerza les llevaría a su realización como seres humanos. Aunque fuera en el papel de víctimas inevitables del desarrollo histórico.
El liberalismo no es perfecto, pero al igual que la democracia, es perfeccionable. Y esto por una sencilla razón: porque permite preservar la identidad del individuo y le proporciona la libertad necesaria para desarrollar su industria y aprovechar las oportunidades que se le presentan. No está de más recordar la estrecha vinculación entre la libertad intelectual y el desarrollo científico y tecnológico de un país. De ahí la importancia de las palabras del filósofo español José Antonio Marina, cuando compara a un país que importa científicos y otro que importa futbolistas.
España se hunde en una crisis que amenaza con superar nuestras peores pesadillas. Frente a cada nuevo síntoma de hundimiento, la respuesta del Gobierno de ZP no han sido medidas prácticas que hayan demostrado su efectividad en situaciones semejantes anteriores, si no más ideología. La última remodelación del gobierno es la muestra más clara. Y es de nuevo Hayek, sin duda más sabio que nuestro Presidente, quien dijo que “el uso de la ideología como coerción sigue siendo una de las mejores armas para perpetuar el imperio de una burocracia.”
Es difícil imaginar un perfil que se ajuste mejor al de burócrata que el del Sr. José Blanco.

lunes, 2 de marzo de 2009

El recuperado

Aparte de la utilización de la violencia ejercida contra miembros de la alternativa política (11-M y elecciones de Cataluña), la politización de la Justicia para acabar con la oposición (caso Bermejo y Garzón), del uso del terrorismo para perpetuarse en el poder (negociaciones con ETA), hay una cosa más en la estrategia política del PSOE de ZP que hiede: la recuperación de Felipe González (FG) en época de campaña electoral.
Sin duda, el que fuera el primer presidente socialista de la España post-franquista puede alegar logros en sus 13 años de gobierno (sólo faltaría): la reconversión industrial de España, el ingreso en la OTAN y en la CEE, la puesta en marcha del Proceso de Barcelona... Pero el balance final de su gestión no le convierte en un referente al que acudir en busca de inspiración.
Efectivamente, en aquellos años no se produjo la modernización ni la liberalización que muchos españoles esperaban. Aquella no fue la década roja que pudo haber sido. La corrupción económica, pero la más grave corrupción institucional, alcanzó límites que pusieron en serio riesgo la propia naturaleza democrática de nuestro país.
El terrorismo de Estado (algo muy ligado a la trayectoria del PSOE desde sus orígenes), las escuchas ilegales del CESID, la financiación ilegal (casos Filesa e Ibercorp), el cierre de programas de radio y TV (La Clave de José Luis Balbín), por no hablar de las feroces campañas de descrédito contra aquellos que alzaron la voz (Antonio Herrero), son propios de un proyecto totalitario que tiene la intención de convertirse en régimen y perpetuarse en el poder.
Pero claro, la democracia -la alternancia, el debate, la renovación, la tolerancia, la libertad, la legalidad- es lo opuesto al programa de los socialistas que ni conciben ni aceptan no ocupar el poder.
Tras las elecciones de 2008, ZP se jactaba de que el PSOE “ha gobernado” ¾ de nuestros 30 años en democracia. Como si la salud democrática de una nación se midiese por el tiempo que un partido ha estado en el poder y no por la alternancia, que –cómo decía Churchill- es lo que fecunda el suelo de la democracia. Lea usted más a los liberales, Sr. Presidente.
Causa irritación que en Perú, que no es un ejemplo de democracia, Alberto Fujimori, acusado de crímenes muy parecidos a los que se cometieron en la etapa felipista, esté siendo juzgado por ellos. Mientras, nuestro país –octava potencia económica del mundo y miembro de la UE- parece inmune a la idea de juzgar a sus políticos y el ciudadano no sabe qué tiene que ocurrir para que uno de ellos dimita o sea cesado. Bermejo ha dimitido, sí, pero es que jamás debió ser Ministro.
Si FG empleaba a Rubalcaba para negar la existencia de los GAL, ZP lo hace para ocultar las negociaciones con ETA. Rubalcaba, el que nunca dice la verdad es el que exigía un gobierno que no mienta. Recuperando la figura del que debería ser un paria social y político, ZP muestra escaso respeto a las instituciones y las mismas convicciones democráticas que FG.
Uno de los efectos más perniciosos de estos nefastos años zapateriles, es la reivindicación que se está empezando a hacer de la figura de FG. Aquel que puso la bases de lo que un lúcido periodista llamó “Dictadura Silenciosa.” Como si no tuviese cosas de las que renegar, el PSOE sigue siendo el de siempre: el gobierno del partido, por el partido y para el partido.

viernes, 30 de enero de 2009

El Solucionador (27.01.2009)

La finalidad del político es el poder. Lograrlo y conservarlo. Ahora bien, la forma de detentar el poder es la extensión de los principios y valores que un político tiene como persona. Las ideas tienen consecuencias y en democracia, las formas son tan importantes como el fondo.
ZP llegó a La Moncloa sin condenar las agresiones verbales y físicas que sufrieron militantes del PP tras los atentados del 11-M. Igualmente, toleró las palabras de Rubalcaba, en lo que era una clara violación de la jornada de reflexión. Recientemente, hemos visto a este Presidente decir que existía una crisis económica internacional que, curiosamente, afectaba a todas las naciones del mundo pero no a España.
ZP ganó las elecciones de marzo y ahora vemos que lo pronosticado por Francisco Pizarro en su debate con Pedro Solbes, se hace realidad.
Resulta que la oposición hizo un diagnóstico más acertado de la situación económica que el Gobierno. También, cuando Europa publica sus informes económicos sobre España, el Gobierno responde diciendo que ya en otras ocasiones se equivocaron. Pero claro, también se equivocó ZP en su diagnóstico respecto al terrorismo, cómo se demostró –un día después- con la voladura de una terminal de Barajas y la muerte de dos personas.
Eso es algo que este señor que preside España no acaba de alcanzar: que sus acciones y sus palabras tienen efectos, a veces devastadores, sobre 40 millones de personas.
Ahora, el que ha incumplido sus responsabilidades como gobernante, pide responsabilidad a los españoles. El que acusaba de antipatriotas a los que hablaban de la gravedad de la situación económica, apela al patriotismo. El que no trabaja, pide esfuerzo. El que falta a la verdad, pide honestidad, honradez y mesura. El que clama que el Estado es la solución, exige que los ciudadanos se preparen para un año muy duro. El que ha dividido, pide unidad. El que ha roto consensos, pide compromiso. Todo para afrontar una crisis que hasta hace unos meses, cuando ya era evidente y todavía se podían tomar medidas paliativas, negaba.
ZP, un mediocre, se mantiene en el poder, mientras muchos españoles trabajadores y esforzados se deslizan por la pendiente de una crisis que todavía no ha mostrado su peor cara y ante la que él no ha dicho la verdad. “La economía es, entre otras muchas cosas, un estado de ánimo y hay que ser optimista”, decía el Presidente en un plató de TVE a un padre de familia hipotecado, que le mostraba su preocupación ante la posibilidad de perder su empleo. Igual que cuando le dijo a la madre de Irene Villa que entendía cómo se sentía ante el atentado que sufrió su hija, porque él había perdido a su abuelo en la guerra civil. ZP el Empatizador.
La ausencia de ideas en este hombre insustancial, se evidencia al comprobar que los mensajes que lanzó a la cámara de TV, son copiados del discurso de investidura de Obama. Por mucho que Leire Pajín y José Blanco digan que es Obama quien se inspira en ZP.
“No mentí sobre la crisis, no prometí el pleno empleo y no me quedé sentado ante la bandera de los EEUU.” Algunos definen la enajenación como la incapacidad de relacionarse con la realidad, que no es otra cosa que lo que ha sido y es.
Un iluminado es usted, Sr. Presidente.

Caricaturas (18.12.2008)

Se lo escuché primero a Gabriel Albiac y más tarde a un Embajador: “el problema con nuestros políticos, es que caen fácilmente en la caricatura.” Tarde o temprano ocurre, es cierto, pero ZP ha batido records.
En España, el problema se agrava por la ausencia de una separación de poderes real y efectiva. El Ejecutivo y el Legislativo son uno y el mismo, siendo muy difícil separar donde acaba la capacidad de crear leyes y donde empieza la de ejecutarlas. ¿Cómo se va a diferenciar si apenas se distingue entre gobierno y partido? Mientras existan listas cerradas y la disciplina de partido que de ellas deriva, faltará una mayor participación ciudadana en la vida política y un contrapeso y control esencial al poder presidencial.
Al mismo tiempo, la aberrante satisfacción con la que PP y PSOE celebraron hace unos meses el reparto del Poder Judicial, demuestra que en nuestro país, la Justicia no es independiente. Y si ésta no lo es, la democracia tampoco es. Nuestra Carta Magna está muerta, efectivamente, el principio consagrado por Monstesquieu lleva años incumpliéndose. De ahí que la Justicia sea una de las instituciones peor valoradas por los ciudadanos españoles. Y ¿cómo no al observar juicios donde etarras menosprecian a magistrados? Si el terrorista se atreve a amenazar al juez, es que el ciudadano está insuficientemente protegido por la Ley.
Consecuencia de lo anterior, la excesiva concentración de poderes en el Ejecutivo favorece el llamado síndrome de la Moncloa (que no es más que la ida de olla de los políticos a partir de la segunda legislatura), donde un presidente avaro de sus excesivas prerrogativas y ensoberbecido por el poder, no recibe a sus Ministros o, engreído, se aísla, autista a la realidad que le rodea. Reina pero no gobierna.
Hasta aquí elementos achacables al sistema. Ahora, los que a mi modo de ver son achacables a ZP.
Para empezar, este hombre carece de una idea de España, único país del mundo definible como nación de naciones. Desconoce y desprecia su historia, que no es precisamente, la de su abuelo. ZP no se considera heredero de 1978 sino de 1931 y por tanto, dispuesto a cometer los mismos errores de una República que se hundió porque carecía de republicanos y demócratas que la defendieran.
La política que ha venido realizando, caracterizada por actuaciones de cara a la galería -y no a la de tiro precisamente- demuestra una ausencia de fondo y contenido; la falta de preparación intelectual de alguien que no está preparado para ocupar el cargo que detenta. Los actos propagandísticos (Ministerio de Igualdad, quedarse sentado al paso de una bandera aliada, ¿Ministerio del Deporte?…) tienen un efecto a corto plazo, pero no suponen llevar al país en la dirección correcta.
Su confesión a Millás de que todas las noches le repite a su mujer. “no sabes, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar”, indica que es inconsciente de su responsabilidad como gobernante. La historia demuestra que el poder no es entregable a cualquiera.
Este Presidente ha demostrado ser un peligroso improvisador. Ignora que la realidad y la historia no son una sucesión de acontecimientos estancos e inconexos entre sí, sino un relato continuo, donde las decisiones que se toman en el presente, influyen y moldean el futuro.
“El poder no me va a cambiar”, dijo hace tiempo ZP. Eso es lo triste, ya era así antes de ser presidente.

La peor superpotencia posible (15.12.2008)

Criticar a los EEUU es siempre moda. Este gobierno ha sido especialista, buscando no un diálogo constructivo entre aliados, sino réditos electorales de cara a los más radicales. El interés del partido y de un sólo hombre antes que el interés nacional. La “ética práctica” que practica el Presidente. Únicamente para criticar a Bush y a los neocon –de los que desconoce casi todo- ZP mostraba curiosidad internacional.
Dice Robert Kaplan que “la política exterior de una nación es la extensión de sus principios y valores.” Tras la Segunda Guerra Mundial, los EEUU liberaron y reconstruyeron a los países invadidos por el enemigo y más tarde a las potencias del Eje. La URSS ocupó pero no liberó. Para saber qué principios y valores son superiores, basta comparar la Alemania del Este con la del Oeste, pasearse por Japón o visitar cualquier país antiguamente comunista. Cinco años acabado aquel conflicto, estalló Corea. Hoy, el Sur, gracias al compromiso de los EEUU con su seguridad, es uno de los tigres asiáticos. El Norte, una plasmación demasiado perfecta del Archipiélago Gulag.
Los EEUU costean el sistema europeo de bienestar desde hace más de medio siglo. El gasto que los europeos nos negamos a realizar en Defensa, es el que permite mantener nuestras pensiones y nuestra seguridad social, ahora en crisis por el declive de nuestra demografía. El aparato militar americano nos protegió de los soviéticos y sigue garantizando nuestra seguridad. Cuando hasta Margaret Thatcher mostraba aprensión ante la reunificación alemana, fue la garantía personal de Bush padre la que le tranquilizó y permitió que el proyecto europeo, incompleto sin Alemania, culminara.
El Viejo Mundo descubrió el Nuevo, sí, pero la UE existe gracias a los EEUU.
La superpotencia representa el equilibrio global del poder. Su influencia aporta estabilidad en los lugares más duros del planeta, como la frontera indo-pakistaní. Y ahora, Afganistán e Irak. ¿Y qué otra nación podría o querría brindar la libertad de los mares para comerciar incluyendo el transporte de petróleo y gas, todo gratis?
Lo sorprendente es que habiendo tantos imperialismos (y tan nefastos) en la actualidad, el peso de las críticas europeas recaiga sobre el estadounidense. La pregunta es sencilla: ¿donde goza un ciudadano de mayor libertad? ¿en los EEUU de Bush, donde se celebran elecciones democráticas desde hace 200 años, o en la Venezuela de Hugo Chávez, que acaba de modificar la constitución para poder prolongarse en el poder? ¿en Washington D.C. o en Pekín o Moscú? ¿en Nueva York o en Teherán? ¿En San Francisco o Pyongyang? ¿En Miami o en La Habana?
Cuando la guerra de Irak, se acusó de violar la legalidad internacional a los únicos que habían acudido a NNUU para dotar de cobertura legal una de sus acciones en política exterior. Hubiera sido muy edificante ver a Putin en el Consejo de Seguridad de NNUU, buscando una resolución que autorizase la invasión de Georgia. Sin olvidar que por aquel entonces, se reveló el alto nivel de corrupción y desgobierno del programa de la ONU “Petróleo por alimentos”, un escándalo de proporciones épicas que aún no ha tocado fondo y en el que estaba involucrado el hijo del Secretario General.
Según el informe “Global Trends 2020,” realizado por el Consejo Nacional de Inteligencia de los EEUU, para ese año estaremos ante un mundo multipolar, con China, Rusia, Brasil y la India ejerciendo de contrapeso del poder norteamericano. El último libro de Robert Kagan nos recuerda que la historia demuestra que los sistemas multipolares son mucho más inestables que los unipolares o bipolares. Veremos si los valores que extiendan rusos y chinos son homologables a los occidentales que defienden los EEUU.
Una cosa es que algo vaya a ocurrir y otra muy distinta que deseemos que ocurra. Sin la influencia diplomática, el poder militar, el poder económico y la generosidad sin precedentes de los EEUU, se produciría un vacío de poder en el mundo de consecuencias devastadoras.
Y si no, al tiempo.

Los sorprendidos (28.11.2008)

Tras el asesinato de Luis Conde, algunos descubren que ETA, la cosa que mata desde hace décadas, asesina.
ZP presumía de un “proceso de paz” durante el cual no se producían atentados mortales (las extorsiones y los ataques contra inmuebles seguían). Cuando los hubo, fueron “accidentes”. A Otegui se le calificó como hombre de paz. De Juana Chaos recibió unos miramientos que a Ortega Lara se le tuvieron que atragantar. La inversión de valores fue tal, que posibilitó que aquellos que defendieron los principios que hoy vuelven a ser asumidos como colectivos y necesarios para derrotar al terror, sufrieran un acoso civil terrible.
Pero claro, los mayores dislates e injusticias de la Historia no habrían contado con la aquiescencia de buena parte de la ciudadanía si no hubiesen ido acompañados de una calculada manipulación de la información y del lenguaje.
Otro militar español asesinado por ETA y las lágrimas de la Ministra de Defensa son de cocodrilo. No porque no lamente el crimen, sino porque cree que un cargo oficial es una tribuna para hacer declaraciones ideológicas en vez de servir a los intereses de la nación. Un Ministro de Defensa que presume de pacifista no está capacitado para ostentar dicho cargo, porque defender unos valores democráticos y de libertad puede suponer tener que enterrar, como hemos enterrado ya, a muchos Luis Conde. "Sus lloros son nuestras sonrisas" y "sus lágrimas serán mi alimento para un mes", decía de Juana Chaos. Ahíto habrá quedado el asesino.
Los políticos están ahí para evitar esos funerales. Nada peor que la sensación de que un gobierno no ha hecho lo posible para proteger a sus ciudadanos. Una de las mayores traiciones imaginables.
“Las creencias (o la falta de ellas) deberían pertenecer al ámbito de lo privado. Su mezcla con los asuntos públicos es perversión incompatible con la democracia. Cuando lo público invade la esfera de lo privado, se incuba el totalitarismo. Cuando es lo privado lo que se adueña de lo público, es cuando nace la corrupción”, escribe Santiago González.
Tanta ideología nubla la visión y este gobierno está cargado de ella.
Tras la caída del Muro de Berlín, Francis Fukuyama habló del “fin de la historia”. Para Ralph Darhendorf aquella debacle supuso el “recomienzo de la historia”. La izquierda española, la más reaccionaria en el panorama político europeo, es ajena a ese debate. Ahistórica, desprecia las enseñanzas que nos brinda el pasado. Estática, persiste en la equivocación.
Esta izquierda suicida permanece autista a la idea de que la mejor manera de combatir el terrorismo etarra es a través de la presión policial, la presión judicial, la ilegalización de las marcas electorales títeres, y una retaguardia social cómo supo estarlo a partir del espíritu de Ermua. Aplicar la Ley siempre, no “según las circunstancias”.
Las palabras del hijo de la víctima pidiendo al gobierno “que pare esto”, han provocado, por fin, una respuesta contundente de un Presidente del Gobierno que nos tenía acostumbrados a la ambigüedad de sus expresiones blandas, propias de un pensamiento relativista y poco profundo. Desafortunadamente existen motivos para dudar de la templanza de este hombre, de su capacidad para aguantar los meses venideros, que se presumen duros por lo que parece el inicio de una nueva ofensiva etarra.