martes, 27 de enero de 2009

España como proyecto fallido II (El Universo 26.12.06)

Aleix-Vidal Quadras escribe que en España hemos vivido durante tres décadas dando por válidas dos hipótesis que el tiempo ha revelado falsas: la primera es que los partidos nacionalistas son fuerzas políticas como las demás, que por encima y más allá de sus objetivos concretos y de su particular ideología, comparten con el resto de la sociedad española unos fundamentos morales y un marco constitucional que respetarán en todo momento la democracia y la Constitución. La segunda y más importante, que los dos grandes partidos nacionales, el centro-derecha y el centro-izquierda, están dispuestos permanentemente a cerrar filas para defender a toda costa y sin vacilaciones la Constitución y el gran pacto civil que supuso la Transición.
Actualmente están en marcha en España una serie de proyectos de reformas constitucionales y estatutarias que representan modificaciones significativas cuando no la ruptura con el pacto civil de 1978. Estos “cambios” del presente orden constitucional buscan, en opinión de Vidal Quadras, liquidar a España como Nación. Igualmente hay en marcha una negociación con una banda terrorista para acabar con la violencia.
El nacionalismo es una deformación de la historia que entremezcla localismos tribales con hechos legendarios; una ideología que se proyecta constantemente hacia el futuro desde un pasado idílico que nunca existió, evitando el presente, que es donde residen los problemas de los ciudadanos. Vive instalado en la irresponsabilidad permanente. Sólo cabe combatirlo hasta la marginación política desde la unidad de los demócratas y el conocimiento de la historia.
Los terroristas etarras son la expresión violenta del nacionalismo elevada al paroxismo más abyecto. Al recurrir a la violencia los terroristas demuestran que no asumen el diálogo y el intercambio de ideas; su total incapacidad para adaptarse a la vida democrática. De conseguir la independencia aquello no sería una democracia sino una dictadura totalitaria. Con el terrorismo no se negocian treguas. Si quiere participar en la vida política que condene y renuncie a la violencia, y sino, se le combate y persigue. Se le aplica el Estado de Derecho.
Hoy Francia niega toda posibilidad de iniciar cualquier negociación con ETA, y cosa insólita, nos lleva la delantera en la lucha contra la banda terrorista. Igualmente, el gobierno británico suspende la autonomía de Irlanda del Norte cuando descubre que el IRA se está rearmando. Y no pasa nada porque actuar así es normalidad democrática. Lo anormal, lo insensato, es pactar con los terroristas el fin de la violencia, porque eso implica reconocer una interlocución política a quiénes ejercen el terror.
Zapatero no busca la unidad con el PP para construir España, prefiere acuerdos con nacionalistas y negociaciones (iniciadas en plena vigencia del Pacto por las Libertades) con terroristas –porque HB es una organización terrorista- para marginar a la derecha y a medio país de la vida política.
Zapatero ha convertido al socialismo español en una ideología de destrucción en vez de construcción nacional. Zapatero ha puesto en peligro la base misma de nuestra convivencia.

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